Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros. Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble ánimo, purificad vuestros corazones. 9 Afligíos, lamentad y llorad. Vuestra risa se convierta en lloro y vuestro gozo en tristeza. 10 Humillaos delante del Señor y él os exaltará.
1. Dios desea que nos acerquemos a El, desde el huerto del Edén (Genesis 3:8-10) vemos su iniciativa por estar cerca del hombre; fue precisamente el pecado que se cometió en el huerto que hizo que el hombre se alejara de Dios.
Pero Dios volvió a buscar al hombre y por eso escogió a los patriarcas para poder tener comunión con el hombre nuevamente (Abel, Set, Enoc, Noe, Abraham, Isaac, Jacob, Jose, etc.); y después la Biblia enseña que a través del Arca del pacto Dios empezó a habitar en medio del pueblo, y al principio solo por medio de Moises, de Aaron y de los sacerdotes hijos de Aaron Dios se comunicaba con la gente.
2. Después que Cristo murió y resucito, el abrió la entrada para que todos los que hemos creído en Jesus podamos entrar libremente a la Presencia de Dios:
Mateo 27.50–54
50 Pero Jesús, después de clamar nuevamente a gran voz, entregó el espíritu.
51 En ese momento el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo; la tierra tembló, las rocas se partieron,
54 Al ver el terremoto y las cosas que habían sucedido, el centurión y los que estaban con él custodiando a Jesús se llenaron de miedo, y dijeron: «¡En verdad, éste era Hijo de Dios!»
He 10.19–22
19 Así que, hermanos, tenemos libertad para entrar en el Lugar santísimo por la sangre de Jesucristo, 20 por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, esto es, de su carne. 21 También tenemos un gran sacerdote sobre la casa de Dios. 22 Acerquémonos, pues, con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia y lavados los cuerpos con agua pura.
He 4.14–16
14 Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión. 15 No tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. 16 Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.
He 10.15–22.
El Espíritu Santo nos atestigua lo mismo, porque después de haber dicho:
16 «Este es el pacto que haré con ellos
después de aquellos días, dice el Señor:
Pondré mis leyes en sus corazones,
y en sus mentes las escribiré»,
17 añade:
«Y nunca más me acordaré de sus pecados y transgresiones»,
18 pues donde hay remisión de estos, no hay más ofrenda por el pecado.
- Cuando te acercas a Dios El establece su pacto contigo, escribirá sus leyes en tu corazón. He 10:15-22
- Acercarse a Dios con fe: 6 Sin fe es imposible agradar a Dios, porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que él existe, y que sabe recompensar a quienes lo buscan. He 11.6
- Acercarse a Dios con el Padre nuestro:
9 Por eso, ustedes deben orar así:
“Padre nuestro, que estás en los cielos,
santificado sea tu nombre.
10 Venga tu reino.
Hágase tu voluntad,
en la tierra como en el cielo.
11 El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy.
12 Perdónanos nuestras deudas,
como también nosotros perdonamos a nuestros deudores.
13 No nos metas en tentación,
sino líbranos del mal.”
[Porque tuyo es el reino,
el poder, y la gloria,
por todos los siglos. Amén. Mt 6.9–13
- Acercarse a Dios confesando nuestros pecados para estar limpios. He 10:15-22
- Acercase a Dios con lloro y quebranto:
Porque así dijo el Alto y Sublime,
el que habita la eternidad
y cuyo nombre es el Santo:
«Yo habito en la altura y la santidad,
pero habito también con el quebrantado y humilde de espíritu,
para reavivar el espíritu de los humildes
y para vivificar el corazón de los quebrantados. Is 57.15
- Acercarse a Dios con Humildad:
Mi mano hizo todas estas cosas,
así todas ellas llegaron a ser»,
dice Jehová.
«Pero yo miraré a aquel
que es pobre y humilde de espíritu
y que tiembla a mi palabra. Is 66.2
- Acercarse a Dios con adoración:
23 Pero viene la hora, y ya llegó, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre busca que lo adoren tales adoradores. 24 Dios es Espíritu; y es necesario que los que lo adoran, lo adoren en espíritu y en verdad.» Jn 4.23–24
- Acercarse a Dios conscientes de que el nos oye:
14 Y ésta es la confianza que tenemos en él: si pedimos algo según su voluntad, él nos oye.
15 Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, también sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho. 1 Jn 5.14–15
- Acercarse a Dios con Temor y temblor:
Pasados cuarenta años, un ángel se le apareció en el desierto del monte Sinaí, en la llama de fuego de una zarza. 31 Entonces Moisés, mirando, se maravilló de la visión; y al acercarse para observar, vino a él la voz del Señor: 32 “Yo soy el Dios de tus padres, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob”. Y Moisés, temblando, no se atrevía a mirar. 33 Le dijo el Señor: “Quita el calzado de tus pies, porque el lugar en que estás es tierra santa. 34 Ciertamente he visto la aflicción de mi pueblo que está en Egipto, he oído su gemido y he descendido para librarlos. Ahora, pues, ven, te enviaré a Egipto”. Hch 7.30–34
21 Tan terrible era lo que se veía, que Moisés dijo: «Estoy espantado y temblando»He 12.21
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